CUIDA LA SALUD DE TU PIEL LUCE UN BRONCEADO SANO Y NATURAL
En verano hay que tener especial cuidado con las exposiciones prolongadas al sol, ya que pueden causarnos importantes riesgos en nuestra salud. Además, el sol es el primer factor de envejecimiento de la piel.
La piel es la principal barrera natural que nuestro organismo tiene para protegernos de los agentes externos nocivos. No solo es la envoltura resistente y flexible que recubre nuestro cuerpo, sino que es un órgano capaz de realizar múltiples funciones, dentro de las cuales está la protección ya que actúa como una barrera física, química y biológica, la síntesis de la vitamina D, la regulación de la temperatura y la sensibilidad. Existe una íntima relación entre el correcto funcionamiento de nuestro organismo y el estado de la piel.
Te proponemos algunos consejos para…
PROTEGER TU PIEL
- Elige el protector solar que más te convenga, dependiendo de tu tipo de piel, de su sensibilidad a la radiación solar, de los lunares y pecas, de los antecedentes familiares de problemas cutáneos...
- Aplica el protector solar 20 minutos antes de exponerte al sol, especialmente en la nariz, frente, mejillas, cuello y hombros, repitiéndolo periódicamente.
- Exponte al sol con moderación, evitando las horas de mayor radiación solar que oscilan de 11:00 hrs a 16:00 hrs.
- Usa sombrero, gorra o un pañuelo sobre la cabeza para evitar insolaciones y proteger el cuero cabelludo.
- Evita la deshidratación de la piel consumiendo abundante agua, zumos, ensaladas…
MIMAR TU PIEL
- Exfolia tu piel para eliminar las células muertas. Así, tendrá un aspecto más radiante.
- Hidrátala para proporcionarle vitalidad y luminosidad. Bebe entre 1’5-2 litros de agua. Utiliza también productos específicos para nutrirla.
- Para mejorar la circulación de la piel, masajéala suavemente al aplicar la crema hidratante.
ALIMENTAR TU PIEL
Las radiaciones ultravioleta aumentan la producción de radicales libres en el organismo que aceleran el envejecimiento de la piel. Por eso es recomendable incluir en la dieta antioxidantes como las vitaminas A, C y E, el beta-caroteno, los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, o algunos minerales como el selenio o el zinc. La mejor forma de obtener estos antioxidantes es consumiendo frutas y verduras, que además, por su alto contenido en agua, contribuyen a la hidratación de la piel.